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Los censos han ido poniendo de manifiesto que las aves migratorias que escogen humedales como el Prat de Cabanes-Torreblanca para nidificar están adelantando cada vez más su viaje. El cambio climático está volviendo más suaves nuestros inviernos, creando condiciones ideales para aquellas aves que se desplazan de África a Europa precisamente buscando la proliferación de invertebrados que traen las altas temperaturas del verano para alimentar a sus crías. De hecho, muchas ya escogen no marcharse. En los últimos años, se han podido observar a lo largo de todo el invierno especies que hace una década llegaban en primavera, como son cigüeñuelas, avetorillos o diferentes especies de golondrina.

También se observa la tendencia en el otro sentido: aves que se desplazaban desde el norte de Europa para pasar el invierno en nuestro clima más benévolo empiezan a escasear en invierno: las temperaturas también tienden al alza en Europa y muchas aves acuáticas permanecen en el norte todo el año… o llegando muy tarde y marchándose pronto, en el mejor de los casos. Cada vez es más raro ver en los humedales valencianos grandes cantidades de especies norteñas como avefrías y algunas anátidas (ánades rabudos o silbones, por ejemplo). Volviendo a las nidificantes, estos cambios en los tiempos migratorios obligan a modificaciones en la gestión de los humedales. En Prat de Cabanes-Torreblanca, a principios de febrero un nidificante habitual como es la cigüeñuela se contaba ya por decenas cuando su llegada habitual es bien entrado marzo.

Para facilitar su nidificación, desde el parque se ha empezado a acondicionar antes de tiempo las zonas tradicionales de cría de la especie, en juncales y saladares someros. El desbroce y la creación de isletas en zonas perpetuamente inundadas son claves para la nidificación de esta especie, manteniendo los nidos a salvo de depredadores terrestres.

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