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El verano pasado un incendio quemó el 2,1% de la superficie de la reserva de la biosfera y el 2,3% del parque nacional, afectando a sistemas vegetales diferentes. En cuanto a fauna se refiere, lo más significativo fue la afección a las plataformas de nidificación de buitre negro. En concreto se vieron afectadas veintiocho, quince de ellas se quemaron por completo y trece se pudieron recuperar. En la zona del incendio sobrevivieron, al menos, tres pollos. Permaneciendo agazapados, soportando las altas temperaturas y el tránsito de los medios aéreos de extinción.

Las parejas reproductoras que perdieron su plataforma, en menos de dos semanas estaban buscando donde construir otras nuevas. La vegetación, con el frescor del otoño, empezó a brotar para abrirse paso y reivindicarse como parte indispensable en este espacio natural protegido. La naturaleza en Monfragüe es dura, es obstinada. Una superviviente nata. No ha tardado ni un año en reaccionar con fuerza renovada.

Por parte de la gestión del parque se han puesto los medios necesarios para facilitar en todo lo posible la recuperación: se están llevando a cabo actuaciones para reducir los procesos erosivos y para evitar la propagación de plagas y enfermedades. Se están mejorando las pistas de acceso. Se van a realizar tratamientos selvícolas, trabajos de restauración y mejoras de ecosistemas. Y, de manera prioritaria, se ha puesto en marcha un plan de restitución de las plataformas de buitre negro destruidas. Con estas medidas y con la naturaleza siguiendo sus ritmos, la vida salvaje se abrirá paso de nuevo.

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