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El LIC y Parque Natural Puebla de San Miguel es un lugar de gran interés para la biodiversidad en la Comunidad Valenciana. Su privilegiada localización, en la vertiente sur del macizo de Javalambre, y su accidentada topografía, favorece la heterogeneidad de ambientes naturales, algunos muy raros en el contexto valenciano.

La evaluación del estado de conservación de los hábitats de interés comunitario puso de manifiesto que en algunas localizaciones varios de estos hábitats muestran síntomas evidentes de declive y se encuentran en un estado desfavorable-inadecuado. En los pinares negrales, sabinares albares y carrascales esta situación es consecuencia de varios factores, entre los que destaca la excesiva competencia por los recursos o los efectos combinados que provoca el cambio climático y relacionados con la mayor vulnerabilidad de la vegetación a plagas e incendios forestales. Este declive se manifiesta con ejemplares desvitalizados, defoliados y con escaso desarrollo. En ausencia de intervención el declive de estos tres hábitats puede agravarse, al ser más vulnerables a incendios, plagas o a que muchos de sus árboles mueran después de sequías prolongadas.

Aprovechando el programa operativo del Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER), se está ejecutando un proyecto de restauración para corregir los principales impactos y amenazas detectadas. Las actuaciones están encaminadas a fomentar la heterogeneidad espacial y la complejidad del sistema forestal para incrementar la capacidad de adaptación de la masa forestal al cambio climático. Medidas enfocadas a reducir la competencia, como claras, clareos y resalveos, favorecerán la adaptación de los hábitats al clima más cálido y seco que pronostican los modelos climáticos. Las podas de formación permitirán romper la continuidad vertical de combustible y conformar masas más resistentes al fuego y con menor cantidad de combustible. Con la introducción de especies rebrotadoras y productoras de fruto, capaces de atraer a la fauna dispersora de semillas, se mejorará la estructura, composición de especies y capacidad de regeneración y resiliencia de la masa forestal. Estas actuaciones se complementan con la poda de sabinas albares centenarias, la instalación de vallados de exclusión para ungulados en tejeras, la recuperación del bosque fluvial en un tramo del barranco del Balsón o la plantación de algunas especies de flora amenazadas como Ribes uva-crispa.

El proyecto, con un presupuesto de más de 600.000 euros para 2020-2023, está dirigido por la Dirección General del Medio Natural y Evaluación Ambiental de la Generalitat Valenciana.

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